viernes, 29 de noviembre de 2013

La estación de Francia.

«Bajé a la orilla y me senté en la arena,
 donde años atrás había esparcido las cenizas de Marina.
 La misma luz de aquel día encendió el cielo y sentí su
 presencia, intensa. Comprendí que ya no podía
 ni quería huir más. Había vuelto a casa.» Marina


Nuestro camino, como el de Óscar Drai, tocará su fin en la emblemática Estación de Francia. Allí es dónde empieza todo y dónde, finalmente, todo concluirá. La Estación de Francia era el lugar de refugio y acogida del protagonista y su entorno le permitía huir de todos los preocupaciones que le perseguían fuera de sus muros.


«El sospechoso vagaba por la Estación de Francia como un alma perdida en una catedral forjada de hierro y niebla […] Recuerdo el reflejo de la bóveda de la estación sobre el cristal de sus gafas.» Marina, página 7.
La Estación de Francia se ubica en la avenida Marqués de Argentera, en la Ciutat Vella. En sus proximidades encontramos también el parque de la Ciutadella o la Barceloneta. La estación, inspirada por Andrés Coret Maristany, fue inaugurada el 1929 y fue fruto de la voluntad de crear una estación de carácter monumental y de dotar a la ciudad de una estación de envergadura importante acorde al peso ferroviario de Barcelona en el siglo XIX.



«Quince años más tarde, la memoria de aquel día ha vuelto a mí. He visto a aquel muchacho vagando entre las brumas de la estación de Francia y el nombre de Marina de ha encendido de nuevo como una herida fresca.» Marina, página 8 y 9.



Su carácter monumental y su estructura metálica de estilo modernista hacen de ella una estación en la que no importa tener que esperar un rato el tren mientras su encanto nos envuelve, tal y como lo haría con Óscar Drai.

«Cuando llegamos a la estación de Francia, en Barcelona, hacía siete días que yo había desaparecido. Me parecía que habían pasado siete años. Me despedí de Germán en el andén con un abrazo.» Marina, página 283.


Aquí termina nuestro viaje, no sin antes citar una frase más del protagonista que nos sirve para explicar por qué hay aun tantos lugares primordiales para el itinerario de Marina y por los que no hemos parado: puede ser el caso de el invernadero por ejemplo; podríamos interpretar dónde está situado pero actualmente no existe y después de haber hablado con vecinos de Sarriá que vivieron en el año en el que la novela está ambientada hemos sabido que nunca ha existido un invernadero, que quizá como mucho podría referirse a un restaurante llamado "el invernadero" que actualmente no existe y que quizá por sus paredes de cristales podía recordar a tal; pero este un sitio más que forma parte de la imaginación del autor.



Gracias por acompañarnos y esperamos que hayáis disfrutado del itinerario tanto como nosotras pudiendo adentrarnos un poco más en uno de los bestseller de Zafón, Marina.

Para acabar, la imagen del mapa de todas las paradas del itinerario. Recordemos que la primera parada fue el internado (punto A), después caminamos hasta el "desierto de Sarriá" (punto B), bajamos por Mayor de Sarriá hasta la plaza donde pudimos ver la iglesia y la pasteleria Foix (punto C); recorrimos un poco del Paseo Bonanova y bajamos por la Calle Dr. Roux hasta el cementerio de Sarriá (punto D). A partir de aquí cogemos los ferrocarriles en la misma estación de Bonanova hasta Plaza Cataluña (puntos E y F) y bajamos las Ramblas hasta la casa del doctor Shelley. En metro nos desplazamos hasta el hospital de Sant Pau (punto G) para luego acabar aquí, en la estación de Francia.




«La Barcelona de mi juventud ya no existe. Sus calles y su luz se han marchado para siempre y ya sólo viven del recuerdo. Quince años después regresé a la ciudad y recorrí los escenarios que ya creía desterrados de mi memoria» Marina, página 285.

Hospital de Sant Pau.

«El territorio de los seres humanos
 es la vida –dijo el doctor–, La muerte
 no nos pertenece.» Marina



Finalmente, llegamos a la penúltima parada de nuestro camino, el hospital de Sant Pau.Óscar se entera tarde que Marina está enferma de leucemia, y éste es el hopital donde la tienen ingresada hasta pocos días antes de morir cuando vuelve al caserón de Sarriá.

El hospital, también denominado Hospital de la Santa Cruz, está situado en Barcelona, más concretamente en el Carrer Sant Quintí. Se trata de un conjunto de edificios, construidos entre el año 1902 y 1930, por el famoso arquitecto modernista Lluís Domènech i Montaner. Fue construido en dos fases, debido a los diferentes edificios que lo componen. En la segunda tanda, Lluís Domènech i Montaner fue ayudado por Roura. Es uno de los conjuntos arquitectónicos más diferenciados e importantes de la arquitectura modernista catalana. El conjunto de edificios presenta una decoración naturalista en su máximo esplendor, característo del estilo arquitectónico al que pertenece. Es curioso saber que, entre muchos de los detalles artísticos que encontramos en el recinto, existen dieciséis paneles mosaicos que narran la historia del hospital por fases, desde sus orígenes hasta la construcción del centro modernista. 


«Desde el taxi, el hospital de San Pablo me pareció una ciudad suspendida en las nubes, todo torres afiladas y cúpulas imposibles.» Marina, página 267.



Paralelamente con la novela de Carlos Ruiz Zafón, durante los años 80, el hospital  actúa como una especie de  servicios del Instituto Catalán de la Salud, formando parte de una Utilidad Pública.



Hospital Sant Pau, Barcelona, 1936 (Foto publicada en el diario confederal Solidaridad Obrera)

Las Ramblas y el piso del doctor Shelley

«La gente que piensa que lo 
entiende todo a derechas lo hace
 todo a izquierdas » Marina



La enigmática aventura sigue en la emblemática Rambla de Barcelona, en un punto concreto de interés para nuestra historia identificado, tal y como los protagonistas, a través de un dragón.



«— ¿Lo reconoces? –pregunté, señalando la figura de un dragón que decoraba la fachada del edificio al otro lado de la habitación desde donde había sido tomada la fotografía» Marina, página 122.


El edificio con el dragón en su fachada encierra el piso del doctor Shelley, que el autor ubica en su novela en la “Rambla de los Estudiantes, 46, 48, 1º”, frente al Teatro del Liceo.

Nos hemos movido hasta el Teatro del Liceo para lanzarnos a la búsqueda del piso del doctor Shelley a partir de la información que nos da Zafón, pero nos encontramos con que no hay ninguna dirección que se corresponda. Después de observar los alrededores del Teatro nos fijamos en que casi en frente, tal y como decía la historia, se encuentra un edificio con un llamativo dragón en su fachada. Investigamos un poco el porqué de esa dirección que parece ser fantasma, qué podría haber de real en ella, y descubrimos que anteriormente, hace muchos años, sí que habría podido existir algo así como “Rambla de los Estudiantes”. Sin embargo, quién tiene un vago recuerdo de su existencia, la ubica más adelante, llegando a su final. El autor seguramente sí que se habría basado en un lugar que existió pero no habría sido riguroso a la hora de ubicarlo.


«Tomamos el metro hasta Plaza Cataluña. Empezaba a caer la tarde cuando ascendimos por las escaleras que daban a la boca de las Ramblas. La figura del gran Teatro del Liceo se alzó frente nosotros» Marina, página 123.

Aún así, tomando el Liceo y el dragón en la fachada como referencia, encontramos un edificio que perfectamente se podría corresponder con la historia y habría inspirado al autor. Se trata del edificio Bruno Cuadros, una antigua tienda de paraguas conocida también como “Casa dels paraigües” y que encontramos en el número 82 de La Rambla. Su reforma, el 1883, fue obra del arquitecto Josep Vilaseca en una época en la que el modernismo empezaba a coger fuerza. Su proximidad al estilo modernista, los diversos elementos tanto egipcios, como chinos o japoneses que lo decoran, y en especial su gran dragón, que no dejó indiferente a Zafón ni lo deja a nadie que pasee cerca, hacen de él un edificio ecléctico y original, digno de aparecer en cualquier obra literaria.




  •  «La antigua consulta del doctor Shelley ocupaba el primer piso de un viejo edificio de aire señorial e iluminación fúnebre» Marina, página 123.





Proximamente llegaremos a la última para de este maravilloso itinerario del libro de Zafón, Marina.

Paseo Bonanova y el cementerio de Sarriá

«¿Qué clase de ciencia es ésa, capaz de poner  un
 hombre en la Luna pero incapaz de poner un
 pedazo de pan en la mesa de casa
 ser humano?» Marina


El Paseo Bonanova ha sido uno de los principales escenarios de Marina ya sea de forma directa o de forma indirecta; con eso quiero decir que ha sido el camino de paso para ir a otros lugares.

Estudiando un poco la historia de este paseo, encontramos que ha sido la unión de Sarriá con el distrito de San Gervasi y el resto de Barcelona, abierto el 1941 y aproximadamente es de 1 km.

«Cruzamos el Paseo de la Bonanova y ascendimos hasta la falda de las montañas, poblada por mansiones y palacetes que habían conocido mejores épocas» Marina, página 39.




«El Sol se ponía sobre la iglesia de la Plaza de Sarriá cuando Marina y yo nos adentramos en el Paseo de la Bonanova» Marina, página 110.


Este paseo con árboles a ambos lados de las calzadas, con bonitas casas, empieza en la la Plaza de Sarriá y termina en la Plaza Bonanova.



 
Gras i Bartrolí, Jaume; Sarrià, cap on vas? "Passat, present i futur; 2003



Precisamente yendo por esta calle y bajando Dr. Roux llegamos hasta el cementerio de Sarriá; uno de los escenarios principales existentes en la novela donde Óscar y Marina entran en su aventura, trama principal de la novela, al seguir a una mujer vestida de negro.

El cementerio de Sarriá no se anexionó a Barcelona hasta el 1921, hasta entonces Sarriá era un pequeño pueblo donde la gente iba a pasar las vacaciones; por eso el cementerio es un lugar sencillo y discreto bastante escondido entre calles y calles del distrito, quizá ese es el motivo por el que hasta hace poco este lugar no salía en los mapas, mucha gente no sabía dónde estaba o cómo se accedía a él. El barrio ha ido creciendo a su alrededor protegiéndolo entre casas y manteniendo aun el aire de pueblo.




«Mis pasos me llevaron al cementerio de Sarriá. La lluvia escupía sobre rostros de piedra ennegrecida y cruces inclinadas. Tras la verja podía distinguir una galería de siluetas espectrales. La tierra humedecía hedía a flores muertas» Marina, página 173.

Pese a la descripción que Óscar hace, el cementerio no tiene para nada esa imagen, eso forma parte del libro y del ambiente inquietante.

No ha cambiado tanto en lugar con el paso de los años, como ya he dicho es un lugar bastante sencillo, no es como los cementerios de otros barrios que son mucho más monumentales e increíbles.





Aquí termina nuestra ruta por Sarriá pero no por el libro de Marina, y para terminar con hoy de nuevo una imagen del camino que llevamos recorrido: recordemos que empezamos por el internado de Óscar (punto A), seguimos por el desierto (punto B), bajamos por Mayor de Sarriá hasta la Plaza donde vimos la iglesia, el Foix y el banco de los jovenes (punto C); hoy hemos pasado por el Paseo de la Bonanova y terminamos en el cementerio de Sarriá (punto D).

Seguimos en breve con el viaje de los protagonistas abarcando otras zonas de Barcelona también importantes de la historia de Óscar y Marina.



jueves, 28 de noviembre de 2013

La iglesia, la plaza de Sarriá, y el Foix.

«Óscar ignora que todos los cuentos 
son mentiras, aunque no todas las mentiras 
son cuentos. Los no príncipes no son azules y las 
durmientes, aunque sean bellas, nunca 
despiertan de su sueño.» Marina.


Bajando toda la calle Major de Sarriá llegaremos directamente a la plaza de Sarriá, un icono del barrio desde sus inicios y es un punto de encuentro entre los dos jóvenes que se sientan en un banco y comparten largas tardes. Más allá de Óscar y Marina es un sitio donde actualmente puede verse a muchas parejas hacer la misma actividad con años distancia; algo tan simple y normal que puede transportarnos al siglo pasado.


«Me senté en aquel banco de la plaza que tantas veces había compartido con Marina. Distinguí a lo lejos la silueta de mi antiguo colegio, pero no me atreví a acercarme a él. Algo me decía que si lo hacía, mi juventud se evaporaría para siempre» Marina, página 285.


Podríamos creer dejando volar la imaginación que éste es el banco, aunque hay muchos desde este creemos que se podía ver el internado antes de la construcción de los edificios que ahora impiden su visión.




Por otro lado encontramos la iglesia de Sarriá que es muy antigua, de estilo neoclásico, edificada el 1791 por Josep Mas y consagrada ocho años después. De un solo campanar aunque en un inicio pretendían que fuesen dos.


«El Sol se ponía sobre la iglesia de la Plaza Sarriá cuando Marina y yo nos adentramos en el Paseo de la Bonanova rumbo al invernadero» Marina, página 110.




Han pasado los años pero podemos observar en las fotografías que la iglesia sigue igual, con su mismo encanto observando cómo el tiempo y las cosas evolucionan a su alrededor mientras ella sigue igual.


Rucabado i Franquesa, Narcís; Historòries de Sarrià "La Nevada Memorable"


Gras i Bartrolí, Jaume; L'annexió de Sarrià a Barcelona; 2002




Finalmente, la última parada de esta tercera parte del itinerario será la pastelería Foix una de las que probablemente sean las más caras y elitistas de Barcelona, y con motivo porque hacen unos pasteles buenos y bonitos. Como curiosidad decir que cuando la Infanta Cristina se casó, fue ésta pastelería la encargada del pastel de boda; y es ésta pastelería también en la que nuestro protagonista, Óscar compra a veces su desayuno. 



Gras i Bartrolí, Jaume; Sarrià, cap on vas? "Passat, present i futur; 2003



Para ir recordando las dos paradas anteriores y tener claro aproximadamente la ruta y el camino de nuestro itinerario, terminamos también con una captura del google maps con el recorrido hecho marcado, teniendo en cuenta que el punto A es el internado, el punto B es el desierto y el punto C la plaza de Sarriá.


Fotografías "actuales" tomadas por nosotras mismas. Noviembre 2013



El "Desierto" y casa de Marina

«Durante años he huido
 sin saber de qué. 
Creí que, si corría más que
 el horizonte, las sombras 
del pasado se apartarían
 de mi camino» Marina


Óscar conoce a Marina gracias a su espíritu aventurero, tal y como él mismo dice disfruta perdiéndose por las calles de Sarriá conociendo nuevos lugares, así los dos protagonistas se conocieron. Óscar acostumbraba a ir por el conocido desierto de Sarriá, una zona tocando a la falda de la montaña sin llegar a ser monte. Es un lugar bastante conocido en Sarriá y uno de los sitios que quizá más ha cambiado con el paso de los años.

Los veteranos de Sarriá recuerdan el símbolo de este lugar: el famoso olmo centenario que acabó muriendo y dejando huérfano un lugar tan típico y alejado de la civilización en ese momento.


Rucabado i Franquesa, Narcís; Historòries de Sarrià "La Nevada Memorable"



«A menudo mi ruta me llevaba por lo que entonces se llamaba el desierto de Sarriá, que no era más que un amago de bosque perdido en tierra de nadie» Marina, página 13.
El desierto se encuentra a pocos minutos andando del colegio, exactamente está en el Paseo de Santa Eulália. Podemos apreciar los aparentes cambios que se han producido, ya no resulta una “tierra de nadie”, es una zona donde hay una universidad privada, una escuela, un centro de profesión profesional, unos bonitos jardines que son los de Marqués de Setmanat, y una residencia. Los autobuses llegan hasta aquí y está por encima de la ronda siendo un lugar muy transitado.









El caserón donde se supone que vive Marina no se sabe si es un lugar fruto de la imaginación del autor o realmente ha desaparecido por el paso de los años y los avances urbanísticos que han robado la tradicionalidad de Sarriá. Si seguimos la descripción del libro podríamos establecerlo donde actualmente se encuentra la Ronda de dalt a unos pocos metros.

Es una lástima puesto que creemos que es una de las bellezas del libro, quizá por eso Zafón la ideó y construyó a partir de su imaginación.


«La calle describía una curva que terminaba en una verja igual que muchas otras. Más allá se extendían los restos de un viejo jardín marcado por décadas de abandono. Entre la vegetación se apreciaba la silueta de una vivienda de dos pisos. Su sombría fachada se erguía tras una fuente con esculturas que el tiempo había vestido de musgo» Marina, página 13.

«La estación del funicular de Vallvidrera quedaba a unas calles de la casa de Marina» Marina, página 145.

En el epílogo, Óscar vuelve a Barcelona tras quince años después de la muerte de Marina y dice textualmente la Barcelona de mi juventud ya no existe.


«Supe que el caserón de Sarriá fue derribado. Las calles que lo rodeaban forman ahora parte de una autovía por la que, dice, corre el progreso» Marina, página 285.

Esta autovía por la que corre el progreso interpretamos que es la Ronda. Aproximadamente, si hacemos cuentas, la historia se desenvuelve el 1979, quince años después Óscar vuelve, estamos en el 1990 más o menos sumando meses, sería el año de creación de tal autovía.


Seguimos en la próxima parada de Óscar, Marina y su historia; aquí colgamos una fotografía del camino que llevamos recorrido por el momento.




Fotografías tomadas por nosotras mismas, Noviembre 2013.

El internado

«No se puede entender nada
 de la vida hasta que no 
comprendemos la muerte» Marina


Óscar es el joven protagonista de Marina, uno de los Bestseller de Carlos Ruiz Zafón. Es un muchacho que vive interno en una de las escuelas situados en la parte más alta de Barcelona. No da nombre pero nos ofrece una descripción bastante completa permitiéndonos interpretar dónde y qué colegio es en la actualidad puesto que además de la descripción física nos describe cómo se puede llegar a ella.

«Por entonces yo era un muchacho de quince años que languidecía entre las paredes de un internado con nombre de santo en las faldas de la carretera de Vallvidrera. En aquellos días la barriada de Sarriá conservaba aun el aspecto de pequeño pueblo varado a las orillas de una metrópolis modernista. Mi colegio se alzaba en lo alto de una calle que trepaba desde el Paseo de la Bonanova. Su monumental fachada sugería más un castillo que una escuela. Su angulosa silueta de color arcilloso era un rompecabezas de torreones, arcos y alas en tinieblas» Marina, página 11.

Pese a que han pasado más de treinta años el edificio se conserva siendo aun un colegio con el mismo nombre: Sant Ignasi de Sarrià situado efectivamente en una de las calles perpendiculares al Paseo de la Bonanova, la calle Carrasco i Formiguera.

Efectivamente podemos apreciar la inquietante belleza de esta escuela aun abierta y que es una de las de más alto nivel escolar de Barcelona.



Gras i Bartrolí, Jaume; Sarrià, cap on vas? "Passat, present i futur; 2003








En ésta última imagen vemos una fotografía tomada desde la escuela durante la Semana Trágica de Barcelona; se pueden observar las llamas de las casas ardiendo. Es una curiosidad que nos muestra que el Sant Ignasi de Barcelona es mucho más antiguo de lo que puede parecer por su apariencia.



En breve seguimos con la ruta.